Cuando comenzamos a bailar, debemos adoptar una postura de inicio, La postura de baile, que luego variará a lo largo del tiempo que dure la melodía que bailamos.
Hay varias maneras de cogerse en pareja, pero siempre pensando que la persona que dirige, debe trasmitir las indicaciones a la persona que recibe, y que ha de ser una postura cómoda y nunca forzada.
Básicamente hay dos posturas: en abrazo y abierta. Esta última postura de baile se utiliza más en ritmos latinos, mientras que la primera es más típica de los bailes de salón.
Veamos en la postura de baile, la postura de abrazo.
Mirándose el uno al otro, el hombre y la mujer no están exactamente enfrentados, sino que la mujer está ligeramente desplazada hacia su izquierda.
La distancia en la postura de baile dependerá de si hablamos de latinos o salón (por ser más sensuales, aquellos requieren un mayor acercamiento). Esta distancia la mantiene la mujer, en una labor de oposición con la espalda y manteniendo la “tensión” del brazo (esto no quiere decir que acabemos con dolor). En su justa tensión.
Hablemos ahora de los brazos. Son los indicadores de nuestros movimientos. Los antebrazos y las manos sirven para transmitir a la mujer lo que el hombre quiere realizar. Las mujeres no son adivinas. Y esto es fundamental a la hora de enseñar una figura en cualquier ritmo: enseñar a mandar. Un profesor de baile tiene que enseñar a sus alumnos la manera de indicar. Las mujeres necesitamos saber cuándo el hombre quiere girar a la izquierda cuando a la derecha, si quiere ir hacia delante o atrás o al lado…