Como no podía ser de otra manera, el día 16 de febrero celebramos nuestra particular fiesta de San Valentín, la fiesta de los enamorados.
Había que adornar el salón de acuerdo a la ocasión. Así lo hicimos. El sábado por la mañana, estuvimos decorando con corazones, globos, cadenetas, flechas y Cupidos, toda la sala. Montamos un photocall, con todos esos elementos. Todas las parejas pasaron por el mencionado photocall, para tener su especial recuerdo de noche tan emblemática.
La fiesta siguió los patrones de lo que, en Mucho Más Que Baile, llamamos viernes de salón. Cada uno lleva algo de comida para cenar y compartir. La bebida y demás enseres como pueden ser vasos, tenedores, servilletas y demás, la gestiona el Comité de eventos.
Entre los suculentos manjares que se compartieron, no podían faltar las rosquillas de Carmen. De ellas dió buena cuenta Antonio. Ni tampoco las tortillas españolas, en sus distintas variedades. Al menos conté seis. Hubo quiches con forma, como no, de corazón, jamón, queso, salmón, tartas saladas, etc. Bastante variado para no habernos puesto de acuerdo.
Después de lo salado, llegaba lo dulce, haciendo su entrada las rosquillas mencionadas. También estuvieron presentes las tartas, unas de queso, otras rellenas de crema, de forma de corazón… todas deliciosas.
Después de tanto manjar, era necesario desgastar lo comido. Y de qué mejor forma que bailando, que es lo nuestro. Así lo hicimos. Bailamos merengues, valses, fox, tangos, sevillanas, algún que otro baile en grupo, milongas, rocks, chachachás, bachatas y varias ruedas de salsa. Tenemos que reconocer que con estas últimas la gente disfruta y se lo pasa genial. Aunque hay que mejorar algunas figuras. Pero eso con la práctica y en próximas fiestas.
En esta fiesta también hubo karaoke, donde unos mejor que otros, hizo sus pinitos.
Después de tanta actividad, tocaba recoger. Cadenetas y corazones, quedaron guardados y emplazados para el próximo año.